¿QUÉ SON LAS PLANTAS SUCULENTAS?
Las suculentas, también conocidas como plantas crasas, tienen la capacidad de almacenar agua en sus hojas, tallos o raíces. Esta adaptación les permite sobrevivir en ambientes con poca disponibilidad de agua.
Estas plantas pertenecen a diversas familias botánicas, entre ellas Cactáceas, Crasuláceas, Euforbiáceas, Asclepiadáceas y Agaváceas. De todas ellas, la familia de las Cactáceas, que agrupa a los cactus, es la más representativa y numerosa.
Se han identificado más de 2.500 especies de cactus distribuidas en aproximadamente 150 géneros. Si consideramos las variedades e híbridos creados por especialistas y aficionados, esta cifra supera las 10.000 formas diferentes. Cada año se descubren nuevas especies y se desarrollan híbridos únicos.
Por otro lado, las suculentas que no son cactus incluyen más de 8.000 especies, entre las que se encuentran los áloes, ágaves, crásulas y mesems, entre otras. Identificar cada una con precisión requiere tiempo y dedicación, pero es un campo de estudio apasionante.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS SUCULENTAS
Los cactus son originarios exclusivamente de América, desde Norteamérica hasta la Patagonia. En cambio, otras suculentas pueden encontrarse en distintas regiones del mundo. Dependiendo de su origen, los cactus pueden vivir en diferentes ecosistemas:
Desiertos: Es el hábitat más común para los cactus y muchas otras suculentas.
Selvas tropicales húmedas: Algunas especies, como los cactus epífitos de los géneros Rhipsalis y Epiphyllum, crecen en ambientes con alta humedad y lluvias constantes.
Zonas montañosas de los Andes: Existen especies que soportan temperaturas extremas de hasta -20 °C en regiones de Chile y Perú. Un ejemplo es el Tephrocactus lagopus, que habita a más de 4.000 metros de altura en la cordillera andina, cerca de Arequipa.
México es el país con mayor diversidad de cactáceas en el mundo.
Las suculentas que no son cactus provienen mayormente de zonas áridas y semiáridas, representando aproximadamente el 70 por ciento de los casos. Sin embargo, también hay especies que prosperan en climas fríos, montañosos o incluso húmedos. Algunas sobreviven en regiones donde quedan cubiertas por la nieve durante el invierno.
ADAPTACIONES DE LAS SUCULENTAS A LA SEQUÍA
Para resistir la falta de agua, estas plantas han desarrollado diversas adaptaciones:
-Almacenan agua en sus tejidos.
-Reducen su metabolismo para minimizar el gasto de energía.
-Su floración es breve y ocurre en los momentos óptimos de humedad.
-Tienen una piel gruesa y espinas que reducen la pérdida de agua y las protegen de depredadores.
Una de sus características más interesantes es el proceso CAM (Metabolismo Ácido de las Crasuláceas). A diferencia de otras plantas, las suculentas cierran sus estomas durante el día para evitar la evaporación del agua y los abren por la noche para absorber dióxido de carbono, realizando la fotosíntesis con la luz del sol al amanecer.
Algunas especies solo crecen en áreas muy específicas, como colinas o acantilados, lo que las convierte en endemismos raros. En muchos casos, estas especies están en peligro debido a la recolección indiscriminada y el tráfico ilegal.
Si cultivamos estas plantas de manera responsable, contribuimos a su conservación y evitamos que desaparezcan de su entorno natural.
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